Abstracciones Geométricas

En esta serie, Saemisch se aventura en experimentaciones formales que evocan un juego de fuerzas entre la línea y el color. No se limita a descomponer elementos reconocibles, sino que se sumerge en la naturaleza propia de los elementos abstractos; un terreno creativo donde las composiciones geométricas y los patrones inmateriales trasmiten movimiento, energía y dinamismo visual.

La fuerza del trazo y la línea irrumpen en el espacio como protagonistas de una coreografía geométrica. El diálogo entre la forma, el color y el espacio, invita a la contemplación y al descubrimiento visual.

La forma debe de estar dispuesta a
desintegrarse, a morir, y luego, en el último
instante, a volver a ser, a existir en la negación.

ERNST SAEMISCH

Rejas

La serie Rejas representa un poderoso testimonio inspirado en la situación política de las décadas de los 70 y 80 en México y Latinoamérica; periodo marcado por la guerra sucia, la represión a los opositores políticos y la censura a la libertad de expresión. Sensible a estas realidades, que evocan el imborrable horror vivido en su patria alemana, Saemisch crea una paradójica metáfora visual de la cárcel a partir de sus visiones de la exuberancia y la selva, donde las rejas que intentan apresar el color no consiguen limitarlo y a cambio coexisten, en un juego pictórico, como expresión de la tensión dialéctica entre la libertad y la restricción.

una reja, que parece capturar los colores y encerrarlos en espacios determinados.
Contrariamente a la vida política opresiva en muchos países latinoamericanos
y otras regiones del mundo, donde el concepto de enrejado ha adquirido una
connotación negativa debido a la represión de presos políticos, en mi obra el
enrejado ofrece una reflexión sobre las tensiones entre libertad y confinamiento.

ERNST SAEMISCH

 

Aquí el enrejado no es una prisión. Aunque determina el ritmo y la rígida
estructura, y parezca opresor y sin salida, los colores —mi elemento vital como
pintor— llevan una vida libre tras las oscuras rejas, resplandecen más, fluyen con
mayor libertad que los colores difractados en el prisma y en otros instrumentos
ópticos (Newton, hace más de 300 años), capturados por momentos en los
cristales de rígida estructura o en el juego cambiante de los ópalos. Su vida es
tan infinitamente rica que soportan las estructuras oscuras, oprimentes, carentes
de piedad del espíritu, y pueden desbordarlo.

ERNST SAEMISCH