UN CAUDURO ES UN CAUDURO, (ES UN CAUDURO)
El trabajo de Cauduro está basado en un simbolismo autorreferencial. Para él, el tiempo es un elemento concreto y tangible, algo que tiene que estar presente en sus creaciones. Desde esta óptica, la manera en la que habitamos el espacio y nos relacionamos con el entorno plasma una huella que constantemente se recrea en sí misma, algo parecido a un eterno retorno. La experimentación con los materiales no ortodoxos que utiliza y el deterioro natural de la obra son un reflejo de su visión del mundo, también lo son los espectros y las huellas de sus recuerdos infantiles que parecen no borrarse nunca.
Cauduro plasma distintas temporalidades simultáneas en su obra, aunque todas se relacionan con su propia historia. Las prostitutas, a quienes consideraba mujeres valientes y heroicas desde niño, son una de sus obsesiones, como lo es, también, el paso del tiempo y la huella que imprimimos con nuestro deambular por el mundo.
La serie Fósiles nos permite conocer las preocupaciones de Cauduro y su sentido de responsabilidad ante la emergencia del medio ambiente. Las pinturas retratan un futuro en el que los vestigios de la humanidad son solamente basura a través de la cual nos conocerán las generaciones futuras.
Cauduro ha sido un constante innovador. Su naturaleza rebelde y curiosa impulsó nuevas técnicas y el uso de materiales no ortodoxos que muchas veces comprometieron el resultado final de sus creaciones. El vidrio no es una excepción. Después de mucho experimentar, logró plasmar su sello en este material.
Las fachadas son otro de los elementos icónicos en la obra de Cauduro, y están relacionadas con sus recuerdos de infancia. Además de cuestionarse cuál será la realidad detrás de cada muro, puerta o ventana, el patente deterioro es una expresión del tiempo que imprime su huella en todos y en todo.