Se puede leer como un dibujo tridimensional en el espacio que se cierne sin saber si se trata de una imagen arquitectónica o la arquitectura misma. Cambiando de ser un objeto iluminado para convertirse en fuente de luz, la obra asume una posición inestable entre lo virtual y lo real, desafiando el modo en que se describe y contiene el espacio en arquitectura.
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