Originalmente concebida para la Vieja Cárcel de Charleston en los Estados Unidos, en 1991, las cajas corporales huecas de Learning to think encierran un vacío que por implicación se conecta con el invisible e inaccesible vacío de arriba. Además de ser memoriales de un tiempo y acción particulares, de ser recipientes de la memoria, las cajas corpóreas son también sitios de transformación.
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