Y verdaderamente para conocer muy á la clara que Dios misteriosamente eligió á Cortés para este su negocio, basta el haber él siempre mostrado tan buen celo como tuvo de la honra y servicio de ese mismo Dios y salvacion de las almas, y que esto se pretendiese principalmentey fuese por delante en esta su empresa. Porque cuando salió de la isla de Cuba para acometerla, en todas las banderas de sus navíos puso en medio de sus armas una cruz colorada con una letra que decia: Amici, sequamur crucem: si
enim fidem habuerimus, in hoc signo vincemus. Que quiere decir: «Amigos, sigamos la cruz, porque si tuviéremos fe, en esta señal venceremos». En ninguna parte de los indios infieles entró que luego no derrocase los ídolos, y vedase el sacrificio de los hombres, levantase cruces y predicase la fe y creencia de un solo Dios verdadero y de su Unigénito Hijo Nuestro Señor Jesucristo: cosa que no todos los victoriosos capitanes, ni todos los príncipes (á cuyo poder vienen las tales presas) suelen tomar tan á pechos.
Fue Revueltas, el pintor Fermín Revueltas, mi gran amigo, el que me dio la noticia, y me invitó a ir a la Escuela Preparatoria para escoger los murales que íbamos a decorar.
Recuerdo con qué entusiasmo nos apropiamos de los muros más grandes que encontramos.
Ya para entonces, Jean Charlot, Fernando Leal y Emilio García Cahero habían seleccionado los suyos.
Firmamos el contrato con el licenciado Lombardo Toledano, quien era en ese tiempo director de la Preparatoria, por la suma de cuatrocientos pesos y un término de dos años para finalizar la futura decoración.
Se nos dio un anticipo, y nos apresuramos a comprar madera para andamios, acuare-las, rollos de papel, reglas, escuadras, pinceles, colores; así como otras mil cosas…
Mientras tanto, luchábamos por hacer los proyectos. No se nos había dado ningún tema para que lo desarrolláramos. Esto nos hubiera facilitado el camino. Por fin, decidimos ejecutar dos temas sobre la conquista de los españoles. Escogí la implantación de la cruz sobre la primitiva religión azteca.
A Revueltas y a mí se nos llamó a la contraloría de Hacienda, y se nos obligó a que, en un mes, se terminara el trabajo. Alegamos que teníamos dos años de término para realizarlo, pero se nos contestó que como el Gobierno era menor de edad, no tenía palabra.
Para mayor contratiempo, tuve un error en los dibujos del proyecto. Los había agrandado y me sobraba como medio metro; de haberlo pintado así, no me hubiese alcanzado el muro. ¿Qué hacer? Con el tiempo encima, nervios, sin el suficiente sosiego, me dispuse a pintar y a componer directamente sobre el muro, sin hacer más caso al proyecto primitivo, pintando figuras que imaginaba delante de la pared.
Gerónimo de Mendieta, siglo XVI
Ramón Alva de la Canal, El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas
Ramón Alva de la Canal, 1946
Ramón Alva de la Canal, El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas. Detalle
Ramón Alva de la Canal, El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas. Detalle
Ramón Alva de la Canal, 1946
Ramón Alva de la Canal, 1946
Ramón Alva de la Canal, El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas. Detalle
Ramón Alva de la Canal, El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas. Detalle
Ramón Alva de la Canal, 1946