En el Códice Florentino y en otras fuentes del siglo XVI se narra una serie de fenómenos y sucesos extraños que se entendieron como señales que anunciaron la caída del Imperio Mexica. Entre los nahuas del Centro de México estos presagios se llaman tetzáhuitl, del verbo tetzahuia, “maravillarse mucho” o “espantarse”. En el séptimo presagio se narra cómo unos cazadores de aves de la laguna del centro de México capturaron un pájaro acuático extraordinario de aspecto cercano a una grulla ceniza, pero con un espejo de obsidiana en la cabeza. Mirando este objeto, el tlatoani Moctezuma divisó una multitud de personas haciendo la guerra y avanzando montados en unos grandes cuadrúpedos que parecían venados.

María Sosa recrea la figura del pájaro y sustituye el espejo de obsidiana por una pantalla que devela imágenes del mundo pos-apocalíptico que inició en 1519 y continúa hasta hoy en día. La artista nos pide observar todas las formas de la violencia colonialista ejercida sobre los cuerpos: de los desmembramientos, ataques con perros de pelea, esclavitud y hombres europeos siendo cargados a lomo por tamemes, hasta las mujeres cosificadas de hoy y las cirugías estéticas de nariz.