A pesar de la destrucción del tiempo y del hombre, la cantidad y calidad de obras de las misiones es notable. En ambos lados de nuestra frontera norte, queda mucho por apreciar, estudiar y conservar. |
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+ Arte en las misiones
Los objetos que hoy llamamos "arte" tenían una función relevante, tanto en las culturas prehispánicas como en la cristiana. Se concentraban en los lugares de culto, pero su uso también era de dimensiones personales y domésticas.
La producción artística promovida por las órdenes misioneras llama a reflexionar sobre la experiencia de la vida del misionero, que era un peregrino entre extraños, que podía perder la vida en cualquier momento. Los misioneros viajaban con representaciones religiosas y cada misión también requería de imágenes. Ellas mismas eran consideradas misioneras, porque se creía que protegían a los cristianos y actuaban para convertir a los indígenas y conservar las misiones. Aunque incluyen elementos que las relacionan con América, estas imágenes tienen sus raíces en historias y tradiciones europeas, ya que la actividad misionera es tan antigua como el propio cristianismo.
Tanto los franciscanos como los jesuitas promovían sus santos y devociones particulares. Por lo general, las pinturas eran hechas en la ciudad de México con renombrados pintores: Juan Correa, Antonio de Torres, Francisco Martínez, Nicolás Rodríguez Juárez, Miguel Cabrera y José de Páez, entre otros. Las misiones propiciaron el establecimiento y la difusión de algunas tradiciones artísticas como la de los retablos, pintados sobre lienzos, entre los jesuitas, o el estilo neoclásico en las misiones franciscanas de la Alta California. |
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