En 1910 el cine tenía poco más de una década de haberse establecido en México. Sin embargo, fue tiempo suficiente para consolidar técnicas de filmación y presentación. Mostraba, a manera de postal, diversos aspectos de la vida del país: lugares, habitantes, costumbres y eventos oficiales del mundo del poder que se convirtieron en un espectáculo.

Pese a que registraron el dolor y la crudeza del combate, muchas veces el carácter rudimentario del equipo obligó a hacer recreaciones con el consentimiento de la tropa: no son pocas las tomas donde se ve que los combatientes posan sonrientes hacia la cámara.

Cine y Revolución

La confrontación entre los bandos opuestos es uno de los elementos más significativos en la larga filmografía del tema. La selección de escenas que se presentan, muestra los extremos a los que puede llevar cualquier conflicto entre seres humanos.

En la filmografía de la revolución mexicana, todas las situaciones están construidas en función del exaltamiento de la figura del caudillo militar. La irrupción de la gratuidad y de lo absurdo de la violencia y la muerte, ocurre en el momento del festejo del triunfo. Las ejecuciones dan continuidad a la violencia una vez concluidas las batallas.

Cine y Revolución

Los realizadores de las películas de ficción sobre la revolución mexicana, durante el lapso 1933-2009, siguieron -grosso modo- el esquema estilístico y de producción del cine narrativo clásico de Hollywood, en el cual los elementos fílmicos están supeditados a la narrativa: la dirección e interpretación de los actores, la puesta en escena, la iluminación, la escenografía, los decorados, el vestuario y el maquillaje.

Cine y Revolución

 

Cine y Revolución

Desde los inicios de la revolución mexicana, el cine nacional se concentró en registrar las hazañas y actividades de los principales caudillos involucrados en aquella gesta, como una continuidad al documental realizado en la última etapa del porfiriato.

Con el desarrollo del cine de ficción, las legendarias figuras de Francisco Villa y Emiliano Zapata dieron lugar al surgimiento de una serie de películas y su respectiva galería de intérpretes y figurantes, que en mayor o menor medida han sido asociados a las cualidades físicas, sicológicas y estratégicas de dichos jefes militares.

Cine y Revolución

El cine incorpora dos elementos que compiten en velocidad y en heroísmo: el ferrocarril y el caballo. De igual manera el telégrafo, el teléfono, la prensa, el cine y la fotografía así como los automóviles y los aviones, se utilizan como recursos narrativos para reforzar la agilidad en los relatos.

La revolución mexicana es una odisea cuyo itinerario sucede a bordo del tren. Entre batalla y batalla, el revolucionario hace su vida en los vagones y su derredor. El cine, como el telégrafo, la fotografía, la prensa y el teléfono juegan un papel clave en la propaganda y en la estrategia militar. A partir del triunfo del automóvil, se divide para siempre el México urbano del México rural.

Cine y Revolución

En el cine de la revolución, las estrellas de la pantalla grande dieron vida a una variopinta serie de personaje-tipo que va desde los héroes nacionales y los caudillos locales, pasando por los traidores, los aristócratas, los caciques, los hacendados; hasta llegar a los campesinos, los pobres, los padres, los hijos, los juanes, las adelitas, las generalas y coronelas, las rodadoras y prostitutas, los fieles al movimiento y los desilusionados.