Unas palabras dedicadas a pensar el imaginario estético de la resistencia a la dictadura chilena, estableciendo un diálogo entre las sublevaciones populares en las veintidós jornadas de protesta contra la dictadura, que se sucedieron entre los años 1983 y 1987, con las protestas del Chile posdictatorial, sobre todo de los 2000 en adelante, pensando en las más recientes y cómo están profundamente vinculadas tanto histórica como imaginariamente.

"La memoria estética de la que hablo", señala la investigadora Amapola Cortés, "está atravesada por la aparición de la imagen del encapuchamiento y la acción colectiva de barricadas y enfrentamientos con la policía, de manera que se hará énfasis en una dimensión estética que va más allá del arte, pensando en la estética como lógica de la percepción y la afectación de los sentidos. Se revisarán algunas fotografías de la época: la capucha en este contexto es una herramienta política de vida o muerte. Se propone la persistencia de la práctica de la capucha en el contexto postdictatorial, como práctica heredada y simbólica primero y luego, como práctica de cuidado en una sociedad de hipervigilancia".

"Por otro lado", continúa la investigadora, "hablo de imaginario estético pensando en otros repertorios afectivos que lo conforman desde la cultura y el arte popular. En este sentido será fundamental pensar también en la profunda conexión que establecen las resistencias con sus imágenes, sus escrituras, sus canciones. El imaginario estético de la resistencia a la dictadura pervive más allá del dictador, y se expande como estética de la resistencia por las distintas realidades latinoamericanas".